VII
Ulises Paniagua
Cualquier ácida luna, uno da cuenta
-mientras flamean los néctares de lo inasible-
uno da cuenta de los ajados cuervos del fosco
minuto
-sin estridencia ni histriónico timbrazo-
Uno se percata de que las carnes florecen en
concéntrico espasmo
ensanchan las canas y enllaguecemos
hacia adentro
Esa fecha se comprende el sabor a duelo
el responso que agita los vapores del alma:
la claridad sin sobresalto, el
amor entre ojales zurcidos
veteranía del cuerpo en compás de mullida
agitación:
los pulmones aspiran polvo sacro desde los turbios
caminos
Cualquier luna
uno entiende que la contemplación, la permanencia y el reposo
no son aquellos romos rostros que habitan
lo
estático
Ulises Paniagua. Derechos reservados.
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