Inscribo la tiniebla de la voz en la
corteza del alba. Tatúo cosmos en el filo de una página en blanco. Hay cenizas de
lo que creo en las marcas del torso del ayer. Registro una balada en carne viva.
// Mentira. No escribo ni aves en mierda. Nada. El mundo no vale un verso //
Pero escribe. Rásgate las muelas de
tanto mundo. Entre pantimedias
am – plia - das de lo
que se pierde detrás de una moneda. Con aquella palabra que asoma después del
hueso /// Para qué. Quien hace un guiño a la memoria se esfuma en la
contradicción del signo. No escribas. A las ciudades les han cortado los pasos.
La loba dicta códigos nuevos en los que deliran. Es inútil arrasar la noche ///
Raspa. Imprudente. Bravo. Fúmate los
sueños de las cucarachas. Marca la marcha de los caballos del deseo. El
derrumbe de lo que es libre. La mente es un oceáno oscuro. La mente es cada ola
que arriba a nuestro puerto. Sé el tsunami /// Miente. Mejor quedarse sentado y mudo.
Mejor tratar de nominar al mundo entre tiliches /// No. No calles. Rájale la
fisura al tiempo. Aspira la metáfora. El encabalgamiento. Rompe. Transforma.
Mata. / Qué importa lo que los demás digan. Qué importa que una cifra insista: No
escribo ni aves en mierda. Nada. El mundo no vale un verso /
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