La mística luz del poema
Ángel Pérez Escorza
“Aquí
se intuye –en enfrentamiento- nuestra
dolosa rasposidad contra la naturaleza
del espíritu”
Ulises
Paniagua Olivares
Años antes de conocer
personalmente a este inquietante autor y sin saber a ciencia cierta de qué
hablaba el libro que tome entre mis
manos cierto día en un pequeño establecimiento de ejemplares seminuevos en la
Universidad, pregunte al vendedor si me
podía apartar el último de los tomos (quizá el único) que figuraba con el título “Del amor y otras
miserias” por lo cual, él con dudosa intención me dijo:
-Yo te lo puedo apartar,
pero de mí no depende que alguien más sí tenga dinero para comprarlo.
Con gran desazón y como
queriendo no soltar las páginas que hojeaba una y otra vez, se acercó una amiga
y me pregunto:
-¿A ver, qué libro es?
Yo no hice más que
ponerlo en sus manos y esperar que el
destino se encargara de hablar, y así fue.
Mi comadre (como solía
decirle a mi compañera) con una gran sonrisa, saco un billete de su bolso y me
dijo:
- Te lo invito
compadrito.
Yo con excesiva
felicidad disfrazada de intriga y gran pena, termine por aceptar el misterioso
y estupendo regalo.
Este libro fue mi primer
acercamiento al hombre que tengo aquí a
mi lado, el cual muy atinadamente nos dice en una breve nota:
“Arriesgo pues mis
yerros y desatinos esperando que llenen la memoria y el gusto del lector estos
primeros versos.”
Ulises muestra la
incertidumbre que tiene todo poeta al saber si el trabajo de este primer libro
poético formalmente publicado cuenta con los estándares de sensibilidad y
precisión que requiere la creación de todo poema.
Ahora, ya pasados los
años y con una notable trayectoria como cuentista, narrador, artista
multidisciplinario y por supuesto poeta, Paniagua Olivares hace entrega de su cuarto poemario “Lo tan negro que
respira el Universo”
Un trabajo que habla de
la transición y los sentires que se revelan en un juego entre el paroxismo
místico y la realidad inasible en la que se ve envuelto este creador que como felino
sigiloso da su zarpazo más fino y contundente en la evocación poética que según
él nos dice: Va más allá de lo sangrientos pulmones / hinchados de metáforas,
un verso que lo convierte en un incesante Sherlock Holmes en busca de
los más pequeños detalles para escudriñar la naturaleza de sus propios versos,
que transmutan en un feroz tigre blanco como él declara: Para internarlo en la
entraña de la nieve, o bien para descubrir que: Así / desnudo / muy desnudo /
salió a descubrir el mundo.
En este poemario encontramos el Ápeiron que se traduce en
todo aquello que es infinito o indeterminado. Por lo cual, Ulises Paniagua nos
hace una invitación a considerar al poema como algo que no se puede explicar
pero que a la vez nos muestra todo. Un increíble acto de fe donde impera siempre
la duda, pero jamás la búsqueda de la verdad.
Cita el novelista franco canadiense Yann Martel, en su
libro “La vida de pi” una frase que comparto como una de las frases más
certeras de nuestro tiempo:
“La duda es útil,
mantiene viva tu fe. Después de todo, no puedes conocer la fuerza de tu fe
hasta que esta se ponga a prueba.”
Paniagua Olivares es el investigador poético, “El
científico” que considera al poema como un átomo, como la parte más pequeña de
la materia, pero que a su vez está constituida de otros componentes que no por
el simple hecho de que no sean perceptibles, no quiere decir que no existan, “nada
permanece invisible a la vista de quien gusta mirar detenidamente”.
Nos dice en su libro “Lo tan negro que respira el Universo”
Quien busca la poesía en lo estático pierde su tiempo /
La poesía es materia mística y profunda que requiere de luz, muerte, dolor y
pasión, para perpetuar el movimiento de
lo que no sé conoce.
Una vez más Ulises Paniagua se derrama en versos que
muestran la evidencia de una ardua labor de exploración y pasión por encontrar
la mística luz del poema, por eso nos dice: Acerca de cosas tan oscuras escribo versos luminosos. No
cabe duda que las letras siempre serán una razón de vida y convivencia con el
universo, por lo tanto espero que este cuarto poemario no nos
deje de sorprender como aquel primer
libro de poemas que leí hace algunos años.
Hago pues la invitación para conocer al poeta que no
halla, pero si nubla su energía en la pregunta. El hombre que busca el
algebraico testimonio de la poesía para lograr perderse en ella y así, como él,
también lograr perdernos en la espesura de este magnífico y notable esfuerzo
sensitivo que se respira en cada verso.
Ángel Pérez Escorza
Mineral del Monte,
2015
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