Sobre
la presentación del libro:
Bitácora
del eterno navegante, de Ulises Paniagua
por: Juana María Naranjo
Con
las velas a toda asta y el viento a favor: ¡zarpamos, Almirante: Ulises!
La
tripulación lista a bordo de la gran fragata. Zarpamos desde el Puerto de Zarpa.
Donde también las gaviotas
izaron a gran altura, sus alas para que nosotros,
la tripulación nos empeñáramos y soltáramos a todo viento, la
felicidad;
pues dicen que la felicidad alcanza cielo, porque lleva también
grandes
velas como alas.
Juntos
leemos y escribimos nuestra Bitácora de
viaje, Almirante Ulises hoy le informo que zarpamos en Mar Abierto y las condiciones del viento
son regulares.
El astrolabio , la brújula y todos los implementos dispuestos. Pero la
marea, con los efectos de la luna llena, subirá a la media noche.
Con
el cielo entero tan azul, para nosotros; y agua y agua a nuestro paso, vamos navegando.
Esta vez, los delfines nos custodian – anotamos- aquí, en éste mar que hoy nos
guía nuestra gran proeza y nos envuelve.
Era el Año de Nuestro Señor.
Jano
el ebanista siempre tan dispuesto, es un gran vigía. A sotavento, supimos de su
hallazgo. Encontró un mensaje flotando en una botella y hablaba de las
cavilaciones de un hombre. Y con todo el asombro de la tripulación, puesto a
babor, la nao se ladeaba, todos querían leer el mensaje y enterarse. Hasta que
el almirante puso orden, de una vez por todas y exclamó: ¡todos a sus puestos!-,
y la nave en un movimiento brusco, con el viento en contra casi se vuelca. Con
esfuerzo, los encargados de las velas lograron estabilizar la nao. Seguimos
anotando: Casi nos vamos a pique por una distracción. Y todo volvió a la
normalidad una vez más. ¡Era el tiempo de la marea, del agua de las cavilaciones! Nos mantuvimos algunas horas a gran fragor,
con el timón en las manos a barlovento.
Arribamos
al lugar “donde no hay ni silencio, y no pasa nada y no se va a ningún lado”.
Pero nos mantuvimos a flote. Luego, nos topábamos unos con otros y subíamos dos
escalones y descendíamos tres, y volvíamos a subir y no llegábamos nunca. Luego
desesperados externamos: ¡es de reconocerse, Almirante Ulises. ¿acaso estamos sobre el
Décimo Infierno?!
Y
díganos. Almirante Ulises, ¿es verdad que existe según cuenta la leyenda después
de este infierno, el bosque lánguido donde se dan la tristeza y la desolación
más profundas?
Y
escribimos: “era un Año Confuso, justo en Pleamar por el 20 de junio, y ni la brújula
ni el astrolabio pudieron orientarnos”. De lo que sí estábamos seguros es de
que llegamos a una zona donde meridiano y paralelo se funden y forman una cruz.
Y
gracias a unos barberos turcos que eran famosos por sus chismes, la noticia se
esparció como nunca. Y así se creó una revuelta entre los andaluces y bávaros, entre
otros.
Y
llegamos a Villa Morgana por la noche, -seguimos anotando- allí donde las
pesadillas surgen como una gimnasia espiritual. Y donde los ascetas consiguen
mantener su postura vertical.
Arribamos
a la Península Occidental, en la primera luna de Julio. Donde miramos a los dragones
en sus arrebatos de ira. Esos seres alados que jugueteaban entre las laderas.
Las
laderas de colores rebosaban sus fuegos y sus amenazas en sus vuelcos tan acostumbrados;
todo, bajo los influjos de la luz de la luna. Después transcurrieron semanas o
meses y llegamos al archipiélago catorce, donde fuimos atacados por las ninfas.
Y la nao, encallada en los pantanos.
Pero
definitivamente, los mayores estragos los produjo la soledad de loshombres
de la tripulación ante tanta tentación a sus ojos. ¡Tanta voluptuosidad y
ellos tan solos! Esa era la noche de las ninfas para los marineros –anotamos en nuestra
bitácora-, estábamos en la latitud seis y la longitud nueve. Y llegamos al Puerto
de Pangea, cerca del Meridiano de Greenwich.
Llegó
a nuestras manos el mapa del tesoro de Marco Polo y nos empeñamos en buscar
cualquier destello, cualquier fulgor en la oscuridad cuando de pronto ahí
estábamos en las catacumbas jamás imaginadas. y así todos, cerrando los ojos para
empezar a soñar…
¿Quieren
saber qué más pasó en esta hazaña de nuestra nao? Pues lean el libro…
11
de febrero, CEMUART, Tlalnepantla.
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