cuando el destino sea hígado etrusco
evaporando sin causa cada una de las piedras.
y la amatista conjure la aurora.
y la aurora separe carne sin nieve de la penumbra manuscrita
de los cuartos en los cuales hiciste el amor similar a esa fuga
entonces entenderás por qué la curva
sin sorpresas de las líneas de tu mano.
Del libro "Leve sombra" (Ediciones de Hermes Criollo)
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