He de roncar en el lecho de la muerte
Ulises Paniagua
He de roncar en el lecho de la muerte
he de gozar en su
regazo
para yacer plácidos
o luminosos
orquídeas espinadas / tigres
bebiendo estrellas
He de besar con
humectante oficio
cada uno de sus metatarsos
pasando / paseando labios
sobre el anhelo de la
tibia trémula
al sendero de mi
lengua
y la rodilla que
conduce al muslo descarnado
He de desear exhalando
almizcle de fuego
en exploración
tímida o curiosa
al calor de su madriguera
y su profunda delicia
He de dormir en el
lecho de la muerte
he de entregarme al
calor de un whisky
un vino / un rudo
mezcal
en una taberna
habremos de enredarnos
frondas / ceibas
lustrosas en capricho
hinchados de caricias:
carne / deseo /
huesos y más huesos
Habremos de bailar
un réquiem acompasado
donde crujirán su
cráneo y mi pecho
al vaivén de notas
tatuadas aunque negras
Loa sensual: roce de
mi boca y sus secas encías
lecho donde sus
largos cabellos perfumados
se desprenden en
monosílabos ardientes
amada muerte
entregándose a la firmeza de mi cadera
y a mi espalda ensanchada
en sudores
Perpetuo zarpazo /
retozo de réprobos entre sábanas negras
Y cuando hayamos
haya llegado a puerto
la muerte florecerá
en la extensión de su orgasmo
(Hemos de ayuntarnos
en un asiento de taxi
muerte sexuada / muerte cachonda
muerte como libertad
entre los cerros)
Se hará la luz sobre
el silencio:
agrio dolor de amantes
imposibles
hemos de coger en el
lecho blandecido del espacio y del tiempo
silentes / en el
profuso mar de los letargos
He de dormir en el
lecho de la muerte
Hemos de disfrutar al destello de dos filos
y una luna con su
péndulo
a la sombra de mi hondo
y desesperado canto
al acecho de su ajustado
liguero y sus dados cargados bajo almohada:
y habremos de
desaparecer
entre el halo y el
gozo que nos brinda la ríspida espesura
de su suave
esqueleto.
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