jueves, 30 de mayo de 2013

Un poema de Anne Sexton

ANNE SEXTON:LA POETA VÌCTIMA DEL SUEÑO AMERICANO
POR Nazario Soto
 
 
 
La pesadilla del conformismo anglosajon : un auto con el tanque lleno a la puerta, una casa con jardín y un perro fiel, un trabajo remunerado, y un matrimonio para toda la vida, mientras el resto de la Tierra se derrumba por la sobreexplotación; esa estúpida falacia que enajena las mentes de las clases medias a nivel mundial, esa ideología dominante con la que desde niños nos bombardean los medios de comunicación  programàndonos para obedecer ciegamente de por vida a nuestros supuestos amos; esas perversas patrañas conocidas con el eufemismo de "Sueño Americano", persiguieron y desgastaron definitivamente la psique enardecida de la poeta Anne Sexton. Nacida en 1928 en Newton Massachusetts, casi toda su vida lamentó el no haber podido estudiar una carrera universitaria, debido a haberse casado muy joven, quizá simplemente como tantas otras mujeres que aceptan el yugo matrimonial para escapar al materno o paterno: Víctima del sueño norteamericano lo único que deseaba era un pequeño trozo de vida :casarme, tener hijos, creía que las visiones, los demonios, las pesadillas, desaparecerían al confortarles con suficiente amor. Modelo de soñadores ojos azules, moderna ama de casa, madre de dos hijas(Linda y Joyce), interna en hospitales psiquiatrìcos(Seis intentos de suicidio), incansable lectora, poeta de sensibilidad y audacia exquisitas, conferencista que recorrió numerosas ciudades de su país leyendo em voz alta magistralmente su propia obra en legendarios recitales, Anne fue suprema maestra en el delicado arte de desnudarse en público, gritando su intimidad más descarnada en sus poemas:Cuando un hombre entra en una mujer, como un oleaje que muerde la orilla, una y otra vez, y la mujer abre la boca de placer y sus dientes brillan como el alfabeto. Sexton asumió aguerridamente la paradoja cruel de ser mujer-ese humano solidario e inconforme que no ha perdido la capacidad de iluminar con su fuerza la ignorancia de los hombres-en un mundo dominado  por lobos capitalistas sedientos lascivamente de ganancia económica(y esto es algo que las "feministas" de hoy deben de comprender a plenitud: que mientras subsista una sociedad estratificada en clases el autoritarismo machista seguirá reproducièndose): Dulce peso, en la alabanza de la mujer que soy, y del alma de la mujer que soy, y de la creatura central de su goce te canto. Me atrevo a vivir. Autora de poemas terribles, de una fuerza devastadora, denuncia el genocidio cotidiano al que la máquina lavacerebros quiere acostumbrarnos, el horror cósmico de un sistema que fríe a un niño para el desayuno diariamente, en su texto Después de Autschwitz (Autschwitz el campo de concentración nazi en Polonia, pináculo de la gran cultura occidental, crema y nata de la ideología racionalista, antecedente inmediato del control población que ahora pretenden imponer las grandes compañias) donde escribe: El hombre es malo.
-digo en voz alta.
El hombre es una flor que se debe incendiar.
-digo en voz alta.
El hombre es un pájaro lleno de lodo.
-digo en voz alta.
 Este vil hombrezuelo que destruye todo lo que toca- y que por lo pronto aùn domina enfermizamente nuestra sociedad-fue el verdadero culpable de que Anne Sexton,un 4 de Octubre de 1974, después de haber almorzado con su mejor amiga, decidiera ir a su garage, subir a su automóvil, y asfixiarse con el monòxido de carbono del escape, a la edad de  46 años. Su obra abrió una enorme brecha por la que seguirán transitando infinidad de verdaderos y verdaderas poetas, aquellos que saben que la poesía es la única arma que humaniza.
 
EN EL MUSEO PROFUNDO
Por Anne Sexton
Oh Dios, Dios ¿en què extraño rincòn me encuentro?
¿No morìa , la sangre corriendo poste abajo,
los pulmones luchando por aire, allì por el pecado
de cualquiera, mi boca agria entregando el espìritu?
De seguro mi cuerpo ha concluido. De seguro morì.
Y sin embargo, lo sè, estoy aquì. ¿Què lugar es este?
Frìa y extraña, me duelo de vida. Mentì.
Si, mentì. O bien por alguna cobardìa maldita
mi cuerpo no quiso renunciar a mì. Toco
ropa fina con las manos y tengo las mejillas frìas.
Si es el infierno, el infierno no es mayor cosa,
ni tan especial ni tan feo como se me dijo.
 
¿Què es lo que escucho, a mì viniendo entre
olfateos y pasos? Su lengua desplaza un guijarro
mientras se infiltra, soberano. ¿Como rezar?
Jadea:es un dolor con rostro
como la piel de un burro. Lame mis llagas.
Està herido, pienso, mientras toco su cabecita.
Sangra. He perdonado asesinos y putas
y ahora debo esperar como el viejo Jonàs, ni muerto
ni vivo, acariciando un torpe animal. Una rata.
Sus dientes me saborean; espera como un buen cocinero
que conoce su entorno.Se lo perdono,
como perdonè a mi Judas el dinero tomado.
 
Ahora sujeto a mis labios su suave llaga roja
mientras sus hermanas se amuchedumbran, àngeles peludos
que aceptan mi ofrenda . Mis tobillos son una flauta. Pierdo
caderas y muñecas. Tres dìas, a causa del amor,
bendigo esta otra muerte. Oh, no en el aire-
en el barro.Bajo ventanas pùtridas de sus raìces,
bajo mercados, bajo la cama de la oveja donde
la colina es alimento, bajo los frutos resbalosos
del viñedo, parto. Hacia el estòmago y las quijadas
de ratas someto mi profecía y mi miedo.
Muy por debajo de la Cruz, corrijo sus fallas.
Hemos conservado el milagro. No estaré aquí. 
 
 
 
 
DIJO EL POETA AL ANALISTA

Mi negocio son las palabras. Las palabras son como etiquetas,
o monedas, o mejor: como un enjambre de abejas.
Yo confieso que sólo me quiebra la fuente de las cosas;
como si las palabras se contaran como abejas muertas en el ático,
desabrochadas de sus ojos amarillos y sus alas secas.
Debo siempre olvidar que la palabra de uno es capaz de escoger
a otra, y de otra forma, hasta que tengo
algo que pude haber dicho…
pero que no lo hice.
Su negocio es vigilar mis palabras. Pero
no admito nada. Hago lo mejor que puedo, por ejemplo,
cuando puedo escribirle elogios a una máquina tragamonedas,
esa noche en Nevada: diciendo cómo la mágica bolsa acumulada
fue tocando tres campanadas sobre esa pantalla con suerte.
Pero si debiera decir que esto es algo que no es,
entonces me debilito, y recuerdo cómo mis manos se sintieron graciosas
y ridículas y llenas de todo
el crédulo dinero.
 
 

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